martes, 13 de diciembre de 2016

Santa Lucía

Vida, martirio y muerte de Santa Lucía


Nacida en Siracusa, ciudad de la provincia romana de Sicilia, de acuerdo con la tradición Lucía era de padres nobles y ricos, hija de Eutiquia; del padre se dice que murió cuando Lucía era joven. 

Probablemente se llamaba Lucio, dada la costumbre romana de poner a las hijas el nombre del padre. Según algunos, está inspirado en el texto paulino, «Los hijos de la luz». 

Lucía ciertamente significa "Luz para el mundo". Fue educada en la fe cristiana. Consagró su vida a Dios e hizo un voto de virginidad. Su madre, que estaba enferma, la comprometió a casarse con un joven pagano y ella, para que se librase de ese compromiso, la persuadió para que fuese a rezar a la tumba de Águeda de Catania a fin de curar su enfermedad. Como su madre sanó, Lucía le pidió que la liberara del compromiso, le dejara consagrar su vida a Dios y donara su fortuna a los más pobres. Su madre accedió. Pero su pretendiente la acusó ante el procónsul Pascasio debido a que era cristiana, en tiempos del emperador Diocleciano.


Altar de Santa Lucía: Santa Lucía frente a los jueces

Lorenzo Lotto, 1532

El martirio de Lucía no está atestiguado por fuentes contemporáneas o inmediatamente posteriores a la persecución de Diocleciano, sino por relatos hagiográficos. El más antiguo de estos relatos es un martyrion griego (BHG 995), y su redacción latina correspondiente (BHL 4992) es al menos un siglo más tardía.

Cuando Lucía fue arrestada bajo la acusación de ser una cristiana, Pascasio le ordenó que hiciera sacrificios a los dioses. Entonces Lucía dijo: 

"Sacrificio puro delante de Dios es visitar a las viudas, los huérfanos y los peregrinos que pagan en la angustia y en la necesidad, y ya es el tercer año que me ofrecen sacrificios a Dios en Jesucristo entregando todos mis bienes." 

Irritado Pascasio, ordenó a sus soldados a que la llevaran a un prostíbulo para que la violaran y luego se dirigió a Lucía diciéndole: 

"Te llevaré a un lugar de perdición así se alejará el Espíritu Santo".


Santa Lucía

Óleo sobre tabla del Museo de Bellas Artes de Valencia

Los soldados la tomaron para llevársela, la ataron con cuerdas en las manos y en los pies, pero por más que se esforzaban no podían moverla: la muchacha permanecía rígida como una roca. Al enterarse de lo sucedido, Pascacio ordenó someterla a suplicio con aceite y pez hirviendo, pero no logró hacerla desistir. Condenada a ser martirizada, antes de morir profetizó su canonización y su patronazgo como protectora de Siracusa, junto con la caída de Dioclesiano y Maximiano.

El relato griego —que data del siglo V— y el relato latino —datado del siglo VI al VII— son idénticos en lo fundamental, aunque difieren en algunos detalles finales: según el martiryon griego Lucía fue decapitada, en tanto que según la passio latina, fue martirizada por uno o varios golpes de espada.

Fue sepultada en el mismo lugar donde en el año 313 se construyó un santuario dedicado a ella, que fue lugar de destino de las peregrinaciones en su honor. Según la tradición, su historia se divulgó por toda Sicilia “consagró su virginidad con el martirio, pues a Dios agrada tu pureza y santidad”.

Se le representa normalmente con una espada que le atraviesa el cuello, una palma, un libro, una lámpara de aceite y en ocasiones también con dos ojos en un plato.


Santa Lucía, Óleo sobre madera. Obra de Domenico Beccafumi. Año 1521

Según la leyenda, el general bizantino Jorge Mariace transfiere el cuerpo de Santa Lucía de Siracusa a Constantinopla (1039), para alejarla del período de invasión de la ciudad de Siracusa por parte de los sarracenos. Durante la Cuarta Cruzada (1204), el duque de Venecia, Enrico Dandolo, encuentra en Constantinopla los restos de la Santa, los lleva a Venecia al monasterio de San Jorge, y en el 1280, los hace transferir a la Iglesia dedicada a ella en Venecia.


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Santa Lucía salvó muchas veces a Siracusa en momentos dramáticos como hambre, terremotos, guerras y ha intervenido también en otras ciudades como Brescia que, gracias a su intercesión, fue liberada de una gran miseria. En 1955, por expreso deseo del Patriarca Cardenal Roncalli (futuro Juan XXIII), el rostro de la santa fue cubierto con una máscara de plata.












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Baltasar Bueno Tárrega

El sarcófago de cristal expuesto bajo el altar, se encuentra en la Iglesia de los Santos Geremias y Lucía. En muchos mapas y planos de Venecia, la Iglesia figura sólo con el nombre de San Geremia, en la plaza del mismo nombre. Los restos de la santa fueron trasladados a esta iglesia en 1861, cuando la dedicada a ella fue demolida para construir la estación de tren, que lleva por ello su mismo nombre y su velación fue en San Vicente de Paul de Faseras.

Patronazgo

Es la patrona de la vista. La relación entre Lucía y los ojos, que hace de esta santa la protectora de la vista, se explicita en la iconografía de la Edad Media y deriva quizá de la cercanía etimológica del nombre griego «Lucía» con el término latino lux (luz). Existe la leyenda de que fue la belleza de los ojos de Lucía la que no permitía descansar a uno de sus pretendientes, por lo que ella se los arrancó y se los envió. Lleno de remordimiento e impresionado por el valor de Lucía, el pretendiente se convirtió al cristianismo. Una leyenda medieval decía que, cuando Lucía estaba en el tribunal, aun sin ojos, seguía viendo.

Desde tiempos inmemorables se ha tenido a Santa Lucía como patrona de los ciegos y abogada de problemas de la vista. Sus devotos como agradecimiento de curaciones le ofrecen como exvoto ojos de oro o plata. Las Iglesias católica, ortodoxa y luteranas escandinavas celebran su fiesta el día 13 de diciembre.

Durante la Edad Media, debido al retraso acumulado por el Calendario Juliano, la festividad de Lucía coincidía con el solsticio de invierno y, por tanto, el día más corto del año. El nombre de la santa, que significa “la que porta luz” y la fecha en que se conmemoraba su martirio, explicarían el origen de esa leyenda posterior sobre sus ojos.

Es patrona de los pobres, los ciegos, de los niños enfermos y de las ciudades.


Iglesia de San Andrés, actual de San Juan de la Cruz

Detalle parcial de fotografía de J. Laurent (1870)

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Ciego en la esquina de la calle de las Barcas con Pérez Pujol. 1937

Vidal Corella

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Hospital de San Juan de Dios

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Es patrona de los campesinos, electricistas, modistas , chóferes, fotógrafos, afiladores, cortadores, cristaleros, sastres y escritores.


Labrando en la Albufera, 1935

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Establecimiento de Gas y Electricidad de Vicente López Giner. 

Calle de San Vicente Mártir nº 97 en 1906, actual nº 35

Colección de Andrés Giménez

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Un taller de modista, en pleno trabajo de preparación de las próximas fallas

Subida por Elisa Ortiz a VAHG



Fotógrafo minutero

Cortesía de José Navarro Escrich


Afilador. Calle Alta

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Cristalería Ibáñez

Calle de la Corregería nº 24. Años 30

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Santa Lucía y el refranero

Per Santa Llúcia, un pas de puça. Per Nadal un pas de pardal.

Santa Lucía, el más corto de los días.

Santa Lucía, la más larga noche y el más corto día.

Por Santa Lucía, acorta la noche y alarga el día. 

Por Santa Lucía, achica la noche y agranda el día. 

Día de Santa Lucía, mengua la noche y crece el día.

En llegando Santa Lucía, un palmo crece el día. 

Per Santa Lucía tanto como salta la pulga crece el día.

Por Santa Lucía mengua la noche y crece el día un paso de gallina.

Por Santa Lucía, mengua la noche y crece el día, y hasta Navidad en su ser está.

Por Santa Lucía, crecen las noches y menguan los días'. Ni creció ni menguó hasta que el Niño Dios no nació.

Por Santa Lucía, achican las noches y agrandan los días; primero a tumbo de piojo; después, a paso de gallina; por Navidad, los ciegos lo verán. 

Por Santa Lucía, crece el día un paso de gallina; por Navidad, cada necio lo verá.

¿Pero es verdad que después de Santa Lucía se acortan las noches y se alargan los días?

Lo cierto es que en la actualidad el momento a partir del cual aumenta el número de horas de luz no coincide con el 13 de diciembre, debido al cambio producido por la cuenta de días en el calendario gregoriano. La introducción del nuevo calendario provocó la desaparición de 10 días del mes de octubre de 1582 -concretamente en ese año se retiraron del 4 al 15 de octubre-, que eran previamente computados con el calendario juliano y ocasionó el desplazamiento del día del mes de diciembre que determina el solsticio invernal.

El solsticio de invierno puede darse, a lo sumo, en cuatro fechas distintas del calendario (del 20 al 23 de diciembre).

¿Por qué muchos mercados navideños se inauguran coincidiendo con el día de Santa Lucía?

«Durante el conocido como puente de la Purísima son muchas las personas que aprovechan para colocar la ornamentación navideña en sus hogares y para ello echan mano de aquellos elementos que llevan guardados de años anteriores o se desplazan hasta algún mercado navideño.

Hoy en día ya encontramos que los puestos de esos mercadillos navideños ya están colocados desde principios del mes de diciembre, pero tradicionalmente se realizaba el 13 de diciembre, coincidiendo con la festividad de Santa Lucía (famosísimo es la Fira de Santa Llucia que se celebra en Barcelona y que es colocada frente a la Catedral).

El hecho de que esos mercados coincidieran con dicha onomástica fue a raíz de la cristianización de las tradiciones paganas a partir del siglo IV.


Mercado de Navidad

Hasta entonces, coincidiendo con esta época se celebraban unos mercados previos a la celebración del Solsticio de Invierno y conmemoración de la festividad del Sol Invictus (sustituido posteriormente por la Navidad).

Con la expansión del cristianismo se sustituyeron la mayoría de celebraciones paganas y el mencionado mercado previo al solsticio (con el que se compraban las provisiones de invierno) se reconvirtió en un mercadillo navideño.

Se escogió la fecha del 13 de diciembre por ser la efeméride del fallecimiento y martirio de Lucía de Siracusa en el año 304. Esta fecha coincidía en el entonces calendario Juliano con el día del solsticio de invierno y que cuando se impuso el calendario Gregoriano, en el siglo XVI, se avanzó diez días la festividad y con ello la feria y mercado navideño.

Hay quien sostiene que la fecha en la que debe empezar a colocarse los adornos navideños debería ser el 6 de diciembre, día de San Nicolás (nombre originario de nuestro Papa Noel)».

Ya está el listo que todo lo sabe

Alfred López

La costumbre de quemar el muérdago

Una costumbre que se ha extendido en lo últimos años es la de quemar una rama muérdago el día de Santa Lucía para proteger la casa y a los habitantes de la misma.

El muérdago era sagrado para los antiguos druidas, un bien para todo mal, físico o mágico. Aparte de sus innegables virtudes para combatir la arteriosclerosis y la tensión arterial, se le atribuía el poder de proteger y curar de forma mágica. Era además considerado un símbolo de paz y un poderoso amuleto protector, además del símbolo de la masculinidad, como contraposición al acebo, que era el símbolo de la femineidad. Según una antigua superstición, se colgaba sobre las cunas de los niños, para evitar que las hadas los robasen y los sustituyeran por otros. Hay leyendas que dicen que sus poderes mágicos provienen de que fue creado como un elemento que no era del cielo ni de la tierra, ya que sus raíces no tocan nunca la tierra, pero tampoco se sostiene por sí mismo en el aire. De ahí la costumbre de recogerlo sin permitir que caiga al suelo, y de colgarlo del techo.


https://commons.wikimedia.org/

El muérdago se utilizaba con profusión en las festividades asociadas al final del año celta, el 13 de diciembre, y del solsticio de invierno. Con la aparición del cristianismo, entre el pueblo, siguió siendo considerado un buen augurio para sus poseedores, siempre que se hubiera cortado con la debida reverencia, pero su fuerte simbología pagana hizo que cayera en desuso, salvo en lo que se refiere a la tradición “romántica”. Ya en la antigüedad, se consideraba que besarse debajo de un árbol con muérdago hacía durar el amor o incluso podía iniciarlo. Ése es el significado de la costumbre actual de besar a la pareja debajo del muérdago (colgado normalmente del dintel de una puerta o del techo, a falta de un roble o una encina): se supone que hace perdurar el amor.

Para que el ritual sea efectivo, el muérdago ha de ser regalado. Se prende fuego al muérdago del año anterior, en un recipiente adecuado, y se pasa por las habitaciones de la casa de dentro hacia fuera.

Confraria de Santa Llúcia de València

La cofradía de Santa Lucía, virgen y mártir, fue fundada al poco de la conquista de la ciudad por Jaime I en 1238 en la Catedral de Valencia, bajo el titulo de "Almoyna de Santa Lucía". 

En virtud de autorización real obtenida del rey Martín el Humano en 1399, construyeron los cofrades la actual ermita cerca del Portal de Torrent, abandonando su primitiva ubicación en la Catedral de Valencia.



Situación de la Ermita en el plano del padre Tosca (1704)

La antigua capilla de la cofradía de la "Almoyna de Santa Lucía" de la Catedral de Valencia estaba situada en la girola, en el lugar que hoy ocupa la Capilla de San Rafael Arcángel y fue creada en 1276 a instancias de doña Constanza de Suabia, hija de Manfredo rey de Sicilia, que estaba casada con el rey Pedro III de Aragón. 

La Cofradía de Santa Lucía recibe el nombre de "Pontificia, Real y Primitiva Cofradía de Santa Lucía Virgen y Mártir" y tiene su sede en la presente ermita.





Puerta de Santa Lucía

Cortesía de José Navarro Escrich


Santa Lucía y su entorno. 1972

Rafael Solaz


La Ermita en 1940

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 12 de diciembre de 1967

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La fábrica del actual templo se terminó en 1511 siendo ampliada en el siglo XVIII en estilo neoclásico y ofrece como elementos más antiguos, la bóveda y el florón del presbiterio. Al interior se accede después de bajar unos pocos escalones, ya que la misma queda dos metros por debajo del nivel del suelo.






Recibos de la Cofradía

Todocolección

Esta pequeña iglesia o capilla está compuesta por dos naves, una principal gótica, que fue recubierta posteriormente. En la actualidad, el templo presenta un aspecto barroco, con obras de los siglos XVII, XVIII y XIX, especialmente el retablo mayor con la imagen de Santa Llúcia; el lienzo de Nuestra Señora de los Desamparados, de Gaspar de la Huerta, o el de Evaristo Muñoz, que probablemente sirvió de bocaporte del retablo mayor.


Detalle de la Ermita

Subida por Pilar Martínez Olmos a VAHG

La Casa Cofradía de Santa Lucía se encuentra en esta ermita. Tiene su entrada por una puerta situada en la fachada principal. En el primer piso se encuentra el Archivo Histórico, mientras que en el segundo piso se encuentra la Sala de Juntas y la Sala Grande que alberga un pequeño museo de arte. En el archivo histórico se contienen documentos y pergaminos con los privilegios que ostenta la cofradía y otros documentos de alto interés histórico. En la parte reservada a Museo se pueden encontrar una talla de Cristo crucificado del siglo XVII, la imagen procesional de vestir de Santa Lucía, el retablo original de la fundación de la cofradía con la imagen de la santa acompañada por San Vicente Mártir y San Vicente Ferrer.



Todocolección

Entre los numerosos e importantes documentos que se guardan, podemos hallar la escritura de venta que hace el 25 de noviembre de 1381 Bernardo Pérez y Pascuala, viuda de Bernardo Morell de tres patios situados en la parroquia de San Martín. Estos tres patios no son más que los terrenos donde en la actualidad se levanta nuestra ermita, entonces dependiente de la iglesia de San Martín.



Porrat

Pinterest


La ermita de Santa Lucía

Entre el patrimonio mueble que podemos encontrar en el interior de la ermita, podemos destacar un pequeño retablo con una copia de la imagen del patriarca San Juan de Ribera que habitualmente se considera como su verdadero retrato. Bajo la imagen un texto nos recuerda su presencia en este lugar y la fecha.


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En el muro exterior del testero de la ermita, en el interior de un nicho, encontramos una pequeña imagen (restaurada) de la Virgen con el Niño (Mare de Deu del Hospital), realizada en cerámica en el siglo XIX y que procede del desaparecido Hospital General.


La Ermita y la demolición del Antiguo Hospital

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A titulo de curiosidad indicaremos que en 1965 se adscribió a esta iglesia la parroquia de San Lucas, pero fue extinta en 1982 por falta de culto y por la oposición de la Cofradía de Santa Lucía que nunca vio con buenos ojos esta adscripción. Durante la Guerra Civil la ermita no sufrió daño alguno. Se da la circunstancia que doña María Bayo Monferrer, ama de llaves del capellán, que residía junto a la ermita, alojaba temporalmente a su sobrina de nacionalidad francesa Claudia Bayo Gaboyard; con tal excusa aprovecharon para hacer gestiones ante el Consulado de Francia que les hizo entrega de un papel que decía "Aquí vive un súbdito francés" y lo pegaron en la puerta del templo. Gracias a esta estratagema pues Francia era un país aliado del gobierno de la República se consiguió salvar la ermita, pues se tenía constancia cierta que grupos incontrolados habían decidido quemarla. Posteriormente el Comité de Bellas Artes se hizo cargo de la ermita y fue precintada para salvarla de la destrucción.


Oración a Santa Lucía




Sello de la Cofradía

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Medalla de la Cofradía. Finales del XIX

Archivo de Rafael Solaz

La Cofradía conserva en sus archivos la documentación original de los más de seis siglos de existencia, así como numerosas obras de arte, expuestas y al culto, en la ermita. El templo tiene dos fechas de especial y pública concurrencia: el día de Santa Lucía, la protectora de la vista, 13 de diciembre, y el día de Santa Águeda, protectora de los pechos femeninos, 5 de febrero. Especialmente popular es la tabalà del 12 de diciembre a las siete y media de la tarde, que rodea el barrio con el estruendo de un centenar de dulzainas y tambores, para anunciar la fiesta, a la que se unen las torres humanas de la Muixeranga de València.

La "tabalà" de Santa Lucía

«Junto a la Biblioteca Pública de Valencia Pilar Faus, en la intersección de las calles Guillem de Castro y Hospital, en pleno centro urbano, se ubica una de las ermitas con mayor arraigo de la ciudad. Su humilde aspecto exterior y su revestimiento barroco interior velan un legado que se remonta al siglo XIV. Una historia que se adscribe a una de las primeras cofradías del antiguo reino de Valencia.


Ermita. Edificio de la calle Hospital

Las Provincias

Una memoria que desde tiempos remotos vuelve a resonar cada 12 de diciembre. Y no se me ocurre mejor verbo. El próximo martes, a eso de las siete y media de la tarde, se producirá un evento tan ruidoso como tradicional. Un acto tan folclórico como pragmático. Creo que casi todos los valencianos coincidimos al menos en un aspecto: nos gustan los días largos, la luz de nuestro cielo, la luminosidad que sin duda forja buena parte de nuestro peculiar carácter. Todo esto se esconde tras la «tabalà», acto que pasado mañana podrá presenciarse junto a aquella misteriosa ermita que, contradiciendo a su propia definición, no se halla precisamente en un lugar despoblado.

La 'tabalà' es una ancestral tradición en la que convergen de un modo inimaginable dos características intrínsecas a nuestra naturaleza: música y luz. Historia, antropología, hagiografía, devoción y folclore valenciano en estado puro.


Cartilla de dote para una vecina de Ruzafa de 1800

Cofradía de santa Lucía

Lo mejor será empezar por el principio: ¿Qué edificio acumula tanta historia y pasa prácticamente desapercibido incluso para algunos valencianos? Se trata de la ermita de Santa Lucía y Santa Águeda. Fue erigida hace más de seis siglos en el mismo lugar donde hoy se alza, si bien su entorno poco o nada tenían que ver con el actual.

Junto a la muralla, a escasos metros del desaparecido portal de Torrent, también llamado «dels Inocents», no existía la actividad edilicia que el tiempo ha deparado. La tradición dice que dos peregrinos trajeron una reliquia suya desde Venecia en 1381. La historia certifica mediante varios documentos datados entre 1381 y 1391 -y conservados en el archivo de la misma cofradía- los terrenos que fueron adquiridos para su posterior construcción.

Esto en cuanto a la ermita, porque diversos documentos establecen la configuración de la Cofradía de Santa Lucía a mediados siglo XIII. Quizá merced al impulso de la reina de origen siciliano Constanza, esposa de Pedro III, que pudo importar la excelsa devoción que suscitaba la patrona de muchos pueblos sicilianos. Santa Lucía ya dispondría de su propia capilla en la nueva catedral de Valencia, comenzada a construir en 1262. Incluso hay algunas fuentes que señalan que la capilla de la cofradía de Santa Lucía se dedicó antes, sobre la antigua mezquita recién consagrada tras la conquista de Jaime I, como demostró tiempo atrás Rafael Company.

Como el resto de corporaciones bajomedievales de nueva institución sufrió varios cambios en su reglamentación. En 1392, el rey Joan I aprobó una de esas modificaciones. Precisamente su hermano y sucesor en la corona Martín el Humano -en la época conocido como «Lo ecclesiàstich»-, fue quien en 1399 concedió licencia real a la Cofradía de Santa Lucía para levantar su ermita y su casa. La cofradía pasaba a tener su propia sede.

Como podrán suponer, su historia va ligada al entonces contiguo y ya desaparecido hospital, la actual biblioteca con la que abría el reportaje. En 1414 cedía parte de sus huertos para la construcción del dormitorio de los «folls» del «Hospital de Nostra Dona Sancta Maria dels Ignoscents». En 1421, un recluido y casi abandonado por la cristiandad Benedicto XIII, otorgaba mediante «bula papal» (entrecomillado porque ya prácticamente nadie reconocía su función), nuevos beneficios a los cofrades.

Desde sus inicios y hasta el momento presente, la ermita ha tenido un carácter de bisagra, como explica su actual «clavari» mayor, Francesc Llop i Bayo, cuyo papel es primordial en la transmisión del conocimiento de la cofradía. Históricamente, el «clavari» o portador de llaves, se elegía cada año, y debía ser, alternativamente, un habitante de la ciudad y un hombre procedente de la huerta. Una circunstancia que motivaría con el paso del tiempo la elevación de altares a los santos Abdón y Senent (los santos de la piedra y patrones de los hortelanos) y a San Isidro Labrador.

Más tarde, ya en Edad Contemporánea, a la luz de las transformaciones de la devoción popular la ermita asumió el patronazgo de Santa Ágata, celebrada el 5 de febrero y vinculada al fin del ciclo navideño. Sin duda un perfecto contrapunto a la gran protagonista, Santa Lucía, que según sus hagiógrafos oraba precisamente ante la tumba de Santa Ágata hacia finales del siglo III. No por casualidad, la santa de la luz fue durante siglos el punto de inflexión para celebrar la llegada de los días más largos y, cómo no, de las navidades. No el «Black Friday», como algunos jóvenes pensarán.

¿Qué relación guarda la «tabalà» con Santa Lucía? 

La santa nació en Siracusa (Sicilia) en el año 283, pasando al santoral como virgen y mártir tras fallecer en su propia localidad natal, víctima de las persecuciones ordenadas por el emperador Diocleciano. Su nombre, como el de otros muchos santos, tiene un concreto significado. En este caso, el de portadora de la luz, pero descuiden, no la de Iberdrola. Me refiero a la luz natural que alumbra el mundo. Además de la etimología de su nombre, es imprescindible recordar que su festividad se celebraba desde tiempos inmemoriales el 13 de diciembre, fecha integrada en el solsticio de invierno. Pensarán que se trata de un error, pero conviene recordar que la reforma gregoriana del calendario (1582) eliminó 10 días de tacada. En el calendario juliano, vigente hasta el año recién señalado, la festividad de Santa Lucía equivalía al 23 de diciembre actual.

Así se explica el aparente sinsentido del refranero «Per santa Llúcia, un pas de puça». También del «Por Santa Lucía, la más larga noche y el más corto día». Pues bien, la «tabalà» es un espontáneo homenaje a aquella santa que se celebra en la víspera de su festividad en el barrio de Velluters. Una explosión de júbilo mediante canciones tradicionales con objeto de festejar el crecimiento del día en detrimento de la noche. El triunfo de la luz sobre la oscuridad.

Algunos autores sostienen que en Valencia se realizaba para guiar a los ciegos hasta la cofradía, pero parece improbable: en nuestra ciudad Santa Lucía era intermediadora para sanar enfermos de la vista, pero no a los ciegos, cuya cofradía se reunía en la desaparecida parroquia de la Santa Cruz.

La documentación advierte que en 1840 se hizo una «tabalà» de escaso éxito y que en 1845 se instauró definitivamente, si bien es muy probable que la tradición sea mucho más antigua. En primer lugar, parece de cajón, habría que situarla cuando realmente Santa Lucía coincidía con el solsticio de invierno. Además, conocemos versiones de tiempos pretéritos en otros lugares que convergen en la celebración de la luz en la víspera del día de la santa. Si la luz moldea nuestro humor, es la música, otro elemento innato al valenciano, el método seleccionado para dar gracias. «Tabaleters» y «dolçainers» tocarán durante el pasacalles en honor a la que, de manera excepcional, también es patrona de los últimos. Eso sí, faltarán los tres «tabalots», tambores antiguos de grandes dimensiones que abrían el «cercavila» hace algo más de un siglo y que según autores como Pau Llorca pudieron dar nombre al acto. En ocasiones se ha documentado el acompañamiento de vecinos con enseres de cocina, reforzando un estruendo que no es en señal de protesta, sino de felicidad.


Pasacalles 2016

Las Provincias

La cofradía se mantiene merced a las donaciones de los ciudadanos. Fiel a su original esencia benéfica, no decae en su compromiso social. Buena muestra es que la Cofradía subvenciona todas las comidas de la Casa de la Caridad de València los días 13 de diciembre y 5 de febrero, ya saben, festividades de Santa Lucía y Santa Águeda respectivamente. Además, aunque menos conocidas, algunas actividades ahondan tanto en su carácter abierto como en su vinculación a la tradición. Sólo cierra los lunes y hace un ingente esfuerzo por difundir su patrimonio religioso y cultural a través tanto de la propia sede como la web.

Allí, además de poder contemplar fantásticas obras realizadas entre los siglos XVI y XX, se celebran conciertos. También misas en latín, toda una experiencia que si no han presenciado me atrevo a recomendarles, sea cual sea su credo. Incluso pueden contraer matrimonio, pese a no ser parroquia. En este último huerto sí que no me meto. El martes es día de bullicio. Aunque con retraso, su petición de días más largos se verá satisfecha».

Óscar Calvé. Las Provincias. 10 de diciembre de 2017

Fuentes

Wikipedia

http://elblogdemaytecarrera.blogspot.com.es/

http://www.muyhistoria.es/

http://campaners.com/

http://www.jdiezarnal.com/valenciaermitadesantalucia.html


http://gogistesvalencians.blogspot.com.es/

https://arasdelosolmos.wordpress.com/

http://calaixetdelaiaia.blogspot.com.es/

https://www.facebook.com/PublicidadValencianadelSigloXX/

Ajuntament de València

http://valenciadesaparecida.blogspot.com.es/


http://valenciablancoynegro.blogspot.com.es/

https://www.facebook.com/groups/220301906461/

Las Provincias

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