domingo, 2 de febrero de 2020

La Candelaria

La Candelaria

«Si la Candelària riu ja estem en l'estiu, si plora ja està l'hivern fora. Si ni riu ni plora, ni dins ni fora»

Es una fiesta popular celebrada por los católicos, en honor de la Virgen de la Candelaria, advocación mariana aparecida en Tenerife (Islas Canarias), al suroeste de España, en el siglo XV. Tiene lugar el 2 de febrero, Día de la Candelaria, y en algunos lugares (Canarias, Campillos, Palencia, Valls...) se extiende durante varios días, generalmente por ser la patrona del lugar.


Según la tradición, la imagen original de la Virgen de la Candelaria fue encontrada por dos pastores guanches de las Islas Canarias entre los siglos XIV y XV. Desde este lugar, su devoción se extendería al resto del mundo católico, principalmente a Latinoamérica.2​ En la fotografía, pintura del siglo XVIII que representa a la Virgen junto a los guanches y al mencey (rey) Acaimo de Güímar

Inicialmente la fiesta de la Candelaria o de la Luz tuvo su origen en el Oriente con el nombre del Encuentro, posteriormente se extendió al Occidente en el siglo VI, llegando a celebrarse en Roma con un carácter penitencial. Aunque según otros investigadores, esta fiesta tuvo su origen en la antigua Roma, donde la procesión de las candelas formaba parte de la fiesta de las Lupercales.


Fiestas lupercales, óleo sobre lienzo de Andrea Camassei


Círculo de Adam Elsheimerː Cupido y personificaciones de la fertilidad encuentran a los Luperci disfrazados de perros y de cabras

Se celebra, según el calendario o santoral católico, el 2 de febrero, en recuerdo al pasaje bíblico de la Presentación del Niño Jesús en el Templo de Jerusalén (Lc 2;22-39) y la purificación de la Virgen María después del parto, para cumplir la prescripción de la Ley del Antiguo Testamento (Lev 12;1-8).


Simeón recibe a Jesús cuando éste es presentado por sus padres en el Templo de Jerusalén. La iconografía de la Virgen de la Candelaria se basa en este pasaje bíblico de la Presentación del niño Jesús en el Templo

Rembrandt Harmensz. van Rijn. 1631

La fiesta es conocida y celebrada con diversos nombres: la Presentación del Señor, la Purificación de María, la fiesta de la Luz y la fiesta de las Candelas; todos estos nombres expresan el significado de la fiesta. Cristo, la Luz del mundo presentada por su Madre en el Templo, viene a iluminar a todos como la vela o las candelas, de donde se deriva el nombre de Candelaria.

Tras la aparición de la Virgen en Canarias y su identificación iconográfica con este acontecimiento bíblico, la fiesta empezó a celebrarse con un carácter mariano en el año 1497, cuando el conquistador de Tenerife, Alonso Fernández de Lugo celebró la primera Fiesta de Las Candelas (ya como Virgen María de La Candelaria), coincidiendo con la Fiesta de la Purificación. Más tarde esta advocación mariana y su fiesta serían llevadas a varias naciones americanas de mano de los emigrantes canarios.

Wikipedia

El temporal de 1911

"Si la Candelària plora, l'hivern és fora. Si la Candelària riu, el fred és viu".

Un refrán popular -con más de una docena de variantes- para la jornada del dos de febrero, que marca el ecuador del invierno y que en nuestro país delimita el tiempo que queda para la llegada de la primavera, según la climatología registrada el día de la santa. A raíz de la tempestad que azotó el litoral catalán y valenciano, la noche del 31 de enero al 1 de febrero de 1911, la tragedia pasó a denominarse "El Temporal de la Candelària o de la Candelera".

Murieron 140 pescadores y marinos mercantes, aunque las cifras son difíciles de cuantificar según los documentos escritos existentes de aquel año. Frente a las costas valencianas fallecieron 56 hombres, todos ellos entre Vinaròs y Peñíscola -al norte- y Borriana, Canet, Puçol y Sagunt -más al sur-.


Cuestación para las víctimas de los temporales. Artistas del teatro Ruzafa

 Moya. ABC

En Cataluña el temporal se recuerda también como "L'Any de la desgràcia" o "La nit terrible", pero pese a que pescadores e investigadores catalanes han trabajado duro para recordar la efeméride, lo cierto es que no existe mucha documentación al respecto. Es más, años después de aquellas muertes ya se había olvidado la tragedia.

El silencio alrededor de la catástrofe se debe, fundamentalmente, a que afectó a gente de estrato social muy humilde (los pescadores) y a marineros de los buques que cargaban minerales desde el puerto de Sagunt, y que mayoritariamente no eran valencianos. De esta manera aquel temporal se difuminó en el tiempo. A ello también contribuyeron las personas afectadas, que guardaron las desgracias en el seno familiar, como ha ocurrido en la gente del mar de Peñíscola, la localidad valenciana que más sufrió.

Olas de 8 metros en el puerto

El temporal se prolongó durante varios días y participaron barcos de rescate. La población de las localidades costeras se movilizó para intentar salvar las barcas y recuperar los cuerpos sin vida de los pescadores. Eran otros tiempos. Apenas existían fuertes diques de protección en las capitales. Los puertos de pescadores eran ensenadas o refugios naturales tras los accidentes geográficos del litoral. El caso de Peñíscola es el más paradigmático. Murieron 27 personas del pueblo y tras los hechos la ciudadanía luchó para que se construyera un puerto. Una infraestructura que se terminó años después, en 1922. Lo más curioso de aquel temporal es que no se le esperaba ni por asomo. Los pescadores siempre se refieren a esas fechas como a "les calmes de gener", mes en el que el mar casi siempre se encuentra como una "balsa de aceite" como recuerdan los más mayores. Aquella noche del 31 de enero, sin embargo, la tormenta perfecta, un temporal de Levante, se alzó con furia y nada volvió a ser como antes. Barcas de pesca destrozadas, buques a vapor hundidos, cargas de naranjas con destino a Inglaterra perdidas en el mar y todo un reguero de cadáveres repartidos por la costa.

Un siglo después el Servei Meteorològic de Catalunya ha explicado lo ocurrido teniendo en cuenta los datos recabados por los observatorios que ya funcionaban en la época, los periódicos del momento, los archivos municipales y las aportaciones orales de los nietos de pescadores.

"Después de diversos días seguidos de bonanza, el día 31 de enero de 1911 se levantó de nuevo con el mar calmado y el cielo entre sereno y un poco nuboso, por lo que los pescadores salieron como cada día a faenar. A media mañana, sin embargo, una masa de nubes muy compacta comenzó a meterse desde levante hacia poniente e hizo encender las luces de alarma, pero la velocidad a la que el frente se desplazaba era demasiado rápida para que las barcas que se encontraban mar adentro pudieran regresar a la costa. El viento comenzó a soplar muy fuerte, primero de 'gregal' y después de levante y 'xaloc', el mar se embraveció rápidamente y, según las crónicas de la época, las olas superaron los 8 metros de altura en el puerto de Barcelona(...). Las rachas de viento alcanzaron los 80 km por hora".

Vicent X. Contrí

Levante EMV