viernes, 9 de febrero de 2018

Cuando en España se seguía celebrando el carnaval a pesar de la prohibición franquista

Cuando en España se seguía celebrando el carnaval a pesar de la prohibición franquista

«El carnaval, tal y como hoy en día conocemos, es una antiquísima celebración que ha ido incorporando a lo largo del tiempo numerosos componentes provenientes de diferentes fiestas y culturas, acabando en una amalgama de actos que cada población ha adaptado, remodelado y hecho como propios; de ahí las tan diferentes fiestas de carnaval que podemos encontrarnos en diferentes puntos del planeta.

Pero, respecto al carnaval y la fecha en la que se celebra, hay un denominador común en muchos lugares desde la expansión del cristianismo: la despedida que se hace, en forma de festejo, al consumo de carne (de ahí su etimología) y a la vida licenciosa para el obligado periodo de penitencia, recogimiento, ayuno y oración de la Cuaresma (cuarenta días).


Ahora. Años 30

A pesar de llevar celebrándose tantísimo tiempo y estar tan arraigado en las costumbres y cultura de los pueblos, muchas han sido las ocasiones en las que los distintos gobiernos han prohibido la celebración del carnaval en España, siendo uno de los periodos más recientes, en el que se mantuvo tal prohibición, el de los casi cuarenta años de dictadura franquista.

Fue concretamente el 3 de febrero de 1937, en plena Guerra Civil, cuando el Gobernador General de los sublevados, el general Luis Valdés Cavanilles, transmitió desde Valladolid la orden circular a todos los Gobernadores civiles que se encontrasen en zona controlada por el bando nacional:

“En atención a las circunstancias excepcionales porque atraviesa el país, momentos que aconsejan un retraimiento en la exteriorización de las alegrías internas, que se compaginan mal con la vida de sacrificios que debemos llevar, atentos solamente a que nada falte a nuestros hermano que velando por el honor y la salvación de España, luchan en el frente con tato heroísmo como abnegación y entusiasmo, este Gobierno General, ha resuelto suspender en absoluto las fiestas de Carnaval.

Y a estos efectos encarezco a V.E. tome las disposiciones oportunas para su más exacto cumplimiento, evitando pueda celebrarse ninguna clase de estas fiestas en días tan señalados en los que nuestro pensamiento debe estar de corazón al lado de los que sufren los rigores de la guerra y de los que ofrendan su vida en defensa de nuestra santa causa de redención"


Esta prohibición no afectó a aquellas poblaciones que todavía se encontraban bajo control republicano, donde continuó celebrándose el carnaval durante los dos siguientes años (evidentemente siempre y cuando no coincidiese con alguna batalla o bombardeo en aquel lugar), por lo que en el país se pudo vivir de dos maneras muy distintas esas fiestas.


Frente rojo. 1 de abril de 1938

Pero no todas las poblaciones, bajo control de los nacionales, decidieron hacer caso a la orden del Gobernador General y como en algunas ocasiones se dice ‘hecha la ley, hecha la trampa’: coincidiendo con la ‘Batalla de Málaga’ (ente el 3 y 8 de febrero de 1937) y la capitulación de la misma ante las tropas de Franco, hubo algunos lugares donde se realizó el carnaval y se ‘disfrazó’ la fiesta como si de una celebración por ese triunfo se tratase, una manera ingeniosa de burlar la prohibición.

Tras finalizar la Guerra Civil, el Ministro de la Gobernación, Ramón Serrano Suñer, dictó una orden, el 12 de enero de 1940, resolviendo mantener la prohibición absoluta de la celebración de las fiestas de carnaval y que se mantuvo en vigor hasta una vez fallecido Franco, tal y como se puede leer en la imagen que ilustra este post y que corresponde a la página 277 del Boletín Oficial del Estado (BOE) número 13 del 13/1/1940.



Pero muchas fueron las poblaciones en las que se siguió haciendo algún tipo de celebración (aunque menos ostentosas) anulando los divertidos y desmadrados desfiles y transformándolo en fiestas a puerta cerrada que eran conocidas como ‘baile de máscaras’ y que se realizaban en viviendas privadas o sociedades culturales.

En otros lugares astutamente se le introdujo un importante componente religioso (convirtiéndolo en una ‘fiesta de Ánimas’ donde se incluían misas y ofrendas religiosas) e incluso algunas con desfile militar incluido. Todo ello hacía que las instituciones que más influencia tenían en aquel momento (la iglesia y el ejército) dieran el visto bueno o, al menos, no lo prohibiesen.

Así fue como, a pesar de estar vigente una orden en la que se prohibía, el carnaval siguió celebrándose en muchas localidades.


Baltasar Bueno

Levante - EMV. 10 de febrero de 2018

Pero no fue así en aquellos lugares donde se quiso mantener intacto el espíritu y esencia de lo que representaba para muchos el carnaval, intentando realizar con sus disfraces y canciones satíricas (las famosas murgas o chirigotas) una feroz y ácida crítica social y política (uno de los componentes fundamentales de este tipo de fiestas). Ahí es donde el franquismo puso un mayor empeño para que no se celebrase, realizando redadas y múltiples detenciones de colectivos e individuos que participaron en ellas».

Ya está el listo que todo lo sabe

Alfred Lòpez