martes, 20 de diciembre de 2016

El Belén

El belén

El primer Belén que tuvimos en casa fue gracias a una marca de detergentes. Dentro de cada caja se incluía una figurita de plástico para montar el nacimiento: pastorcillos y pastorcillas, leñadores, mujeres con el cántaro en el costado, los Reyes Magos, el buey, la mula, San José, la Virgen María y, por supuesto, el Niño Jesús.



Foto Segura. Benicalap

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El problema es que no podías elegir y te salía lo que te salía... Así pues, el Belén tenía 80 Reyes Magos, 300 pastorcillos y pastorcillas, 200 leñadores, 150 mujeres con el cántaro en el costado, 80 lavanderas, 90 pescadores, 100 ángeles, 20 bueyes, 50 mulas, 15 San "Joseses", 90 Vírgenes y 20 Niños Jesús... Aquello no era serio...



Foto Ribas. Valencia

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Para tener un Nacimiento más o menos decente, arrástrabamos a mi madre a la paraeta de Antonio para comprar más figuritas, en el puesto que montaba todas las Navidades con objetos para la decoración del árbol y del Belén. 






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Año tras año íbamos incorporando más cosas: palmeras, árboles, ovejas, patos, gallinas, un alfarero, un herrero... sin olvidar el musgo, el serrín, el corcho, la nieve (¿nevaba en Belén?), el fondo estrellado, el papel de plata para el río, el algodón para las nubes, un espejo para el estanque, el puente... y conseguimos, poco a poco, tener un Nacimiento más que presentable.



Siempre nos quedaba esta opción...

Belén recortable del TBO

Comparto con vosotr@s las vivencias de un kiosquero de la vieja escuela que tiene una página muy entrañable. 


«Con la llegada de diciembre en el "Kiosco de Gila" se empezaban a vender figuras y otros artículos relacionados con el Belén, y con el Árbol de Navidad. En aquella época, principios de los setenta, las figuras del Belén solían ser de barro, aunque ya se iban vendiendo las de plástico. A mí me admiraba la paciencia y el arte que tenían esos artistas para reproducir tan exactamente a personajes que luego compondrían el Belén. Las caras, las ropas, las poses, los útiles que las acompañaban... toda parecía perfecto para montar el Belén. Luego también estaban las casas (de madera y corcho), que igual reproducían una posada, un taller, un molino de agua, los puentes para el río, y cómo no, el Portal, en donde iban a estar las principales figuras de la representación. En algunos casos, el Belén se limitaba a un Portal, en donde dentro se colocaban al Niño Jesús, la Virgen y San José, un par de vacas tumbadas, y si la economía lo permitía, igual por fuera se ponían los tres Reyes Magos, y algunos pastores con unas cuantas ovejas. Y por supuesto la Estrella, que solían presidir el techo del Portal.





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Con la irrupción del plástico las figuras comenzaron a ser mucho más variadas (incluso se hacían toda clase de animales), pero la cosa ya no era lo mismo.





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Pasada la época de Navidad, lo que no se había vendido, se volvía a guardar en cajas de cartón, protegidas por unas tiras de virutas para evitar que se rompieran. Así hasta el próximo diciembre. 

Creo recordar que las figuras se vendían a cinco pesetas (las más normales). Las casitas, puentes, molinos, musgo,la estrella, Reyes Magos con camellos, etc. ya iban de diez hasta venticinco pesetas, y lo más caro era el Portal, que ya podía costar entre cuarenta y cincuenta pesetas».


El primer belén fue valenciano

«La tradición belenística la inventó san Francisco de Asís en 1223 con un belén viviente y pronto se extendió por Italia, desde donde la importó a España en 1760 Carlos III, cuando era también rey de Nápoles y Sicilia. En 1764 dedicó toda una sala del Palacio Real un inmenso belén, que mandó construir al valenciano José Esteve Bonet, dada su gran fama como escultor, quien contó con la ayuda de otro valenciano, José Ginés Marín, y el murciano Francisco Salzillo.


Levante EMV

Esteve hizo con sus propias manos 180 figuras de 50 centímetros de altura, donde puso a bailadores, huertanos de Valencia, labradores de Nules, ganaderos del interior, arroceros de Sueca , datileros de Elche, turroneros de Jijona y artesanos de las distintas comarcas valencianas.


Belén que Pepsi montaba en un camión en la actual Plaza del Ayuntamiento. 1961

Cortesía de Julio García Dolz 

El belén estaba realizado por Julio García padre

Tardaba un mes en hacerlo, en los ratos que tenia después de su jornada. El camión era de los que normalmente hacia reparto de bebidas a los clientes, pero lo dejaban sólo con la plataforma, en donde se acoplaba toda la caja del belén confeccionado.

El camión con el belén, se llevaba por la tarde y siempre se dejaba aparcado en la puerta de Correos hasta las 12 de la noche y luego volvía a fábrica.

El Belén del Príncipe, llamado así por ser regalo del rey a su hijo el futuro Carlos IV, llegó a tener 6.000 figuras complementarias, muchas de ellas traídas de Italia y otras de alfareros españoles. Cuando se acercaba la navidad, toda la Familia Real colaboraba en la puesta a punto del belén. Las figuras hechas bien de barro o de porcelana eran vestidas con ricos ropajes.



Belén que Pepsi montaba en un camión en la actual Plaza del Ayuntamiento. 1961

Cortesía de Julio García Dolz 

El belén estaba realizado por Julio García padre

Tardaba un mes en hacerlo, en los ratos que tenia después de su jornada. El camión era de los que normalmente hacia reparto de bebidas a los clientes, pero lo dejaban sólo con la plataforma, en donde se acoplaba toda la caja del belén confeccionado.

El camión con el belén, se llevaba por la tarde y siempre se dejaba aparcado en la puerta de Correos hasta las 12 de la noche y luego volvía a fábrica.

Aquella costumbre palaciega hizo que se extendiera por toda España y prácticamente en casi todos los hogares por estas fechas hay ya montado un belén, por lo que en parte puede otorgarse la paternidad belenística española al valenciano José Esteve Bonet, que fue el autor del núcleo central y principal del Belén del Príncipe.



Belén que Pepsi montaba en un camión en la actual Plaza del Ayuntamiento. 1961

Cortesía de Julio García Dolz 

El belén estaba realizado por Julio García padre

Tardaba un mes en hacerlo, en los ratos que tenia después de su jornada. El camión era de los que normalmente hacia reparto de bebidas a los clientes, pero lo dejaban sólo con la plataforma, en donde se acoplaba toda la caja del belén confeccionado.

El camión con el belén, se llevaba por la tarde y siempre se dejaba aparcado en la puerta de Correos hasta las 12 de la noche y luego volvía a fábrica.

Consecuencia de avatares políticos y guerras, el Belén Real permaneció muchos años olvidado en los desvanes de Palacio, hasta que fue descubierto y recuperado en parte en 1988, ya que habían sido destruidas o robadas numerosas piezas, lográndose salvar al final sólo 80 de ellas.»

Baltasar Bueno

Levante EMV. 24 de dicienmbre de 2013


Un poco de historia

La primera celebración navideña en la que se montó un belén para la conmemoración del nacimiento de Jesucristo fue en la Nochebuena de 1223, realizado por San Francisco de Asís, en una cueva próxima a la ermita de Greccio (Italia).


Francisco de Asís en la pintura de Francisco Zurbarán


La escena del nacimiento de Cristo no fue representada con figuritas y miniaturas de objetos cotidianos, como hacemos actualmente, ni con personas, aunque para la ocasión San Francisco sí utilizó animales. Se celebró la misa nocturna acompañada de una representación simbólica de la escena del nacimiento, mediante un pesebre (sin niño) con el buey y la mula, basándose en la tradición cristiana y los Evangelios apócrifos, así como en la lectura de Isaías: "Conoce el buey a su dueño, y el asno el pesebre de su amo. Israel no conoce, mi pueblo no discierne" (Is. 1,3). Estos animales ya aparecen en el pesebre del siglo IV, descubierto en las catacumbas de la Basílica de San Sebastián de Roma, en el año 1877. 



Cuenta San Buenaventura en su "Legende de Santi Francisci" que tras celebrar la misa el sacerdote sobre el pesebre (utilizándolo como altar), San Francisco cantó el Evangelio y realizó la predicación sobre el nacimiento de Cristo, hijo de Dios, en circunstancias tan humildes como las que en aquel momento se reproducían (es decir, en una fría noche de invierno, en el interior de una cueva, resguardado en el lugar donde comían los animales que, junto al Niño, lo calentaban con su aliento, causando una enorme emoción entre los asistentes, de tal forma que el señor del lugar, Juan de Greccio "aseguró que vio un hermoso niño dormido en el pesebre, que el padre Francisco cogió en sus brazos y lo hizo dormir" Se supone que tras esta primera ocasión, que más que un belén puede asimilarse a un drama litúrgico se fue popularizando la instalación de belenes en las iglesias durante la Navidad, con figuras de terracota, cera o madera en vez de seres vivos.


Belén viviente

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Subida por Lfjsn Lluís‎ a VAHG


1971

Constantina Añeja


Belén Colegio Nuestra Señora de las Tres Avemarías

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Antes de la celebración de Greccio existen muchos antecedentes de representación plástica del nacimiento de Jesús, tanto en las Catacumbas romanas (lo que da idea de su relación con el cristianismo primitivo) como en las iglesias y otros lugares relacionados con el culto religioso cristiano. Los antropólogos e historiadores relacionan directamente las figuras del belén con diferentes objetos de culto de formas antropomórficas y animales, desde las Venus prehistóricas hasta las pequeñas esculturas griegas llamadas tanagras, pero muy especialmente por el culto romano a los dioses del hogar (lares) que se realizaba también mediante pequeñas esculturas con forma humana y que se custodiaban en el larario.




La visita a los belenes era todo un acontecimiento social

Las Provincias

En todo caso, a partir del siglo XIV, (fundamentalmente a través de los monjes franciscanos, cuya regla consistente en estricta pobreza, humildad, sencillez y cercanía al pueblo -frente a órdenes más ricas, "aristocráticas" y cercanas al poder político- se avenía muy bien con el humilde nacimiento del Mesías, por lo que usaron su representación como elemento de predicación, considerándose por tanto el pesebre un invento franciscano, cultivado especialmente por éstos y por sus las restantes órdenes franciscanas, como las clarisas y los capuchinos) el montaje de los belenes por Navidad se consolidó como tradición en la península itálica y fue pasando al resto de Europa, al principio como práctica eclesiástica, posteriormente aristocrática y finalmente popular. Sucedió de esta forma en España, ya que cuando a mediados del siglo XVIII el rey de Carlos VII de Nápoles pasó a ser rey de España, Carlos III; promovió la difusión de los nacimientos entre la aristocracia española, llegando posteriormente a la práctica popular en la toda España y en América.


Carlos VII de Nápoles, III de España

Retratado hacia 1765 por Anton Raphael Mengs


https://www.facebook.com/Zenit.Agencia.de.Noticias/

En el siglo XVIII en América, tras la disolución por decreto papal de la orden de los jesuitas, los franciscanos ocuparon su lugar y usaron los belenes como método de evangelización. Allí son habitualmente anacrónicos, ya que incluyen animales y plantas americanas, que en Palestina no se conocían en tiempos de Jesús, como los guajolotes, magüeyes y nopales; pero que recuerdan el carácter rural de la escena. Esta peculiaridad se debe también a que en la parte latinoamericana situada en el Hemisferio Sur del planeta, en Navidad no se celebra el solsticio de invierno, sino el del verano, por lo que el clima y los productos agrícolas sudamericanos son muy diferentes a los europeos y palestinos.


Pesebre Napolitano en el Palacio Real de Caserta

Los países belenistas son, en Europa: España, Portugal, Francia, Italia, Alemania, Austria, Hungría, Chequia, Eslovaquia y Polonia; asimismo son construidos en toda Latinoamérica y en la actualidad en los Estados Unidos. La tradición de las iglesias protestantes no es aficionada al belén, por su origen iconoclasta.



El «Belén ambulante», creado a iniciativa de tres sacerdotes de Somosierra, 
sale del Ministerio de Información y Turismo montado en un camión, 
para recorrer las carreteras españolas

Madrid, 1970. ABC

A partir del siglo XV se generalizó la costumbre del belén. En 1465, en el Renacimiento, se fundó en París la primera empresa fabricante de figuras de belén. En Alcorcón se creó el primer taller belenista peninsular en 1471, y tenía influencias de Inglaterra que no llegaron al taller belenista hasta 1501. El tercer en producir figuritas belenistas fue la República de Siena en 1475, de estilo renacentista. El cuarto país en crear figuritas belenistas fue Portugal en 1479, la primera fábrica, que se encontraba en Lisboa, fue quemada por los martinistas en 1835. Cuando Inglaterra adoptó el anglicanismo, las figuritas belenistas fueron quemadas, y debido al rechazo a los íconos, en 1601 se hizo un decreto, la "Bethelem Ban", y quien no lo cumpliera sería condenado a muerte; en el siglo XIX con la consolidación de la tolerancia religiosa, se levantó esa condena. La popular "Fira de Santa Llúcia" de Barcelona, de venta de figuras y objetos para el belén, existe por lo menos desde 1786. Cataluña, Murcia y Madrid, durante el siglo XX, eran centros donde se fabricaron más de cuatrocientos millones de figuras de belén. En la actualidad existen numerosos talleres artesanales en Cataluña, Murcia, Andalucía y algunos otros en el resto de España que continúan haciendo figuras, que son conocidas y apreciadas en todo el mundo.


A pesar de los esfuerzos de los historiadores y belenistas...


Es interesante destacar, que en la ciudad Patrimonio de la Humanidad de San Cristóbal de La Laguna en la isla de Tenerife en España, es de donde primero se tiene constancia en este país, de que se expuso de forma pública en una casa particular y fuera de lo que es un templo, un Portal de Belén para disfrute de todos los vecinos. Ocurrió en el siglo XVII en el domicilio de la familia Lercaro en la calle San Agustín de este municipio, edificio que hoy alberga el Museo de Historia tinerfeño y en el que se conserva este precioso Belén procedente de Génova en Italia que se muestra a sus visitantes. Asimismo, fue el santo tinerfeño Pedro de San José Betancur, franciscano y fundador de la Orden Betlemita y también en el siglo XVII, uno de los principales precursores del Belenismo en las tierras americanas descubiertas por los españoles.



Escultura del santo en la Cueva del Santo Hermano Pedro al sur de Tenerife

En el siglo XIX apareció el arte (o afición artesana) del belenismo, que en general se practica a través de Asociaciones Belenistas, la primera de las cuales fue la de Wenns (Tirol, Austria) en 1860; aunque se cree que en Barcelona ya existía una asociación belenista anterior a esta fecha, su creación oficial es en 186; en todo caso, y puesto que la asociación de Wenns desapareció al cabo de un año de su fundación, la barcelonesa es la asociación con actividad en la actualidad más antigua del mundo. La asociación internacional es la Universalis Foederatio Praesepistica (UN-FOE-PRAE), fundada en Barcelona en 1952 y sede actual en Roma (Italia).

Wikipedia

¿Por qué se llama ‘pesebre’ a la representación navideña del nacimiento de Jesús?

«Según todos los escritos que existen alrededor del nacimiento de Jesús (especialmente en las Sagradas Escrituras), se indica que éste fue alumbrado en el portal de Belén el cual era un establo en el que habitaban un buey y una mula.

La Virgen María, tras dar a luz al Mesías, depositó a éste en el comedero de los animales habilitándolo como cuna del recién nacido.

Y es precisamente ese comedero que se utilizó como cuna lo que le da nombre ya que ‘pesebre’ proviene del latín ‘praesēpe’ y su significado original (y que también se utiliza hoy en día en el mundo de la ganadería) es el de ‘recipiente o cajón destinado a la comida de los animales’ (ganado).


De ahí que cuando se monta dicha representación navideña (ya sea con figuras o personas) lo conozcamos con los términos: belén, nacimiento o pesebre».

Ya está el listo que todo lo sabe

Alfred López