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sábado, 31 de marzo de 2018

¿Por qué durante la Cuaresma y Semana Santa se comen tantos dulces?

¿Por qué durante la Cuaresma y Semana Santa se comen tantos dulces?


«Durante los días de Semana Santa es muy típico el consumo de diferentes dulces de nuestra variadísima gastronomía. Quizás el dulce más famoso de estas fechas son las‘torrijas’, de las que se tiene constancia que ya se realizaban durante la Edad Media y su nombre proviene de la palabra torrar y ésta del latín torrēre, que significa tostar.


Reparto de buñuelos en la actual Plaza del Ayuntamiento

Subida por Pilar Martínez Olmos a VAHG

Si recorriésemos la península de un extremo al otro, podríamos comprobar cómo en cada provincia nos encontramos con diferentes dulces que se realizan durante estas fechas (torrijas, buñuelos de Cuaresma, arroz con leche, pestiños…) todos de un gran aporte calórico.




Guía Feria de Valencia. 1901

Bivaldi


Postres Martí

Plaza del Ayuntamiento nº 5, en 1932

http://valenciablancoynegro.blogspot.com.es/2010/05/postres-marti-plaza-del-ayuntamiento-en.html

Pero el consumo masivo de dulces durante estos días no era algo específico y exclusivo de la Semana Santa sino de la Cuaresma (el periodo de cuarenta días que van desde el Miércoles al Domingo de Ramos) en el que siglos atrás era de obligado cumplimiento realizar durante el mismo los actos de sacrificio y penitencia conocidos como ‘ayuno’ y ‘abstinencia’.


Casa de los Caramelos

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El ayuno consistía en tomar a lo largo de toda la Cuaresma (exceptuando los domingos) una sola comida principal al día y estaban obligadas a hacerlo todas aquellas personas que hubiesen cumplido los siete años (actualmente es a partir de los 14) hasta los 59. También quedaban exentos los enfermos y las parturientas.


La Albufera, junio de 1911. 

Los asistentes al congreso de libreros y editores que se celebró en Valencia en la dehesa de la Albufera, donde fueron obsequiados con un banquete

Vicente Barberá Masip

ABC

Por su parte, la abstinencia marcaba la prohibición de comer carne ningún viernes durante toda la duración de la Cuaresma. El Miércoles de Ceniza y Viernes Santo eran los días en el que se debía practicar conjuntamente el ayuno y la abstinencia.


Paseo de Caro

Todocolección

Durante esos días sí que se permitía ingerir algunas pequeñas porciones de alimentos que estuvieran elaborados con huevos, leche (que solía ser de almendras, para así no tener origen animal), harina o miel, y se hacía como aporte energético, sobre todo para aquellos trabajadores que debían soportar unas largas jornadas laborales (que por entonces duraban de sol a sol) con una sola comida principal en el cuerpo.


Un descanso para comer. La Albufera

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Cabe destacar que, durante las últimas décadas, las propias Diócesis y Conferencias Episcopales de los diferentes países han ido flexibilizando las normas que marcaban el ayuno y la abstinencia que debía realizarse.

Hoy en día, a pesar de que las personas que realizan dicho sacrificio y penitencia son una minoría (en comparación a antaño) y no se necesita ese aporte extra de energía y/o calorías para aguantar todo el día sin comer, la costumbre de preparar los ricos dulces caseros se ha convertido en una característica tradición de la Semana Santa».

Alfred López

Ya está el listo que todo lo sabe


jueves, 4 de enero de 2018

El Roscón de Reyes

El Roscón de Reyes

«Muchas son las tradiciones paganas que con el transcurrir de los años han acabado incorporándose en las celebraciones de corte religioso, y este es el caso del famoso “Roscón de Reyes”, que como bien sabéis se toma de postre y/o merienda el día de Reyes, siendo ésta la última de las celebraciones del periodo navideño.


La pastelería de Eugenio Burriel, fue la introductora del Roscón de Reyes en Valencia

Todocolección

Pero este rico dulce que se convierte en el protagonista indiscutible de la sobremesa cada 6 de enero (en algunos hogares se tiene la costumbre de comerlo el día 5 por la tarde, en la víspera del día de Reyes), nada tiene que ver en sus orígenes con el nacimiento de Jesús y la llegada de los Reyes Magos al Portal de Belén.


Las Provincias. 1917


La pastelería de Eugenio Burriel, fue la introductora del Roscón de Reyes en Valencia

Las Provincias, 5 de enero de 1906


Hotel Palace

Las Provincias. 1934


Pastelería Rívoli

Las Provincias. 1934


Horno - Pastelería de Vicente y José Martí

Las Provincias. 1917


Eugenio Burriel

Las Provincias. 1917

Para encontrar su verdadero origen hemos de viajar hasta el siglo II a.C., en el que a mediados del mes de diciembre, tras la finalización de los trabajos en el campo y a lo largo de una semana, se realizaban unas celebraciones paganas conocidas como “las Saturnales” (como homenaje a Saturno, dios de la agricultura y las cosechas) en las que se festejaba la finalización del periodo más oscuro del año y el inicio de la luz; pero hemos de tener en cuenta que en aquella época el año no acababa en diciembre, sino que se alargaba hasta finalizar el mes de febrero.


La pastelería de Eugenio Burriel, fue la introductora del Roscón de Reyes en Valencia

Todocolección

Las Saturnales era un periodo de fiesta y jolgorio en el que los esclavos estaban excusados de cualquier trabajo y podían pasar esos días de una manera divertida y licenciosa. Entre las muchas viandas que se preparaban para tal celebración se realizaba una torta a base de miel y en la que se le introducía algunos frutos secos, dátiles e higos. Este postre se convirtió en uno de los más populares durante la celebración de la “fiesta de los esclavos”, como también era conocido dicho festejo.

Se calcula que fue en el siglo III d.C. cuando se introdujo la conocida haba, ya que ésta se consideraba un símbolo próspero y de fertilidad, por lo que a aquel que se encontraba en su porción de torta con esta legumbre se le auguraba prosperidad durante el resto de año.

«He aquí el Roscón de Reyes
tradición de un gran banquete,
en el cual hay dos sorpresas
para los que tengan suerte.

En él hay, muy bien ocultas,
un haba y una figura;
el que lo vaya a cortar
hágalo sin travesura.

Quien en la boca se encuentre
una cosa un tanto dura,
a lo peor es el haba,
o a lo mejor la figura.

Si es el haba lo encontrado
este postre pagarás,
mas si ello es la figura
coronado y rey serás».

Tras finalizar la persecución a los cristianos e imponerse esta religión como la oficial en el Imperio Romano, las celebraciones paganas (entre ellas las Saturnales) fueron desapareciendo, pero no así algunas costumbres como la de la torta que contenía un haba y que con los años había ido adquiriendo la forma de roscón.


No en todos los lugares se mantuvo la costumbre de comer este postre, aunque sí quedó bastante arraigada en Francia donde se convirtió en toda una tradición entre la aristocracia y realeza gala y en la que adquirió gran parte de su actual popularidad. Las familias se reunían para comerlo y ver quién era el afortunado al que le salía tal preciada legumbre, comenzando a ser conocida tal celebración como “el Rey del haba” (le Roi de la fave).


El Mercantil Valenciano. 4 de enero de 1899 

Pero llegamos al siglo XVIII en el que, un cocinero, con ganas de contentar al pequeño rey Luis XV, introdujo como sorpresa en el roscón una moneda de oro (algunas fuentes indicaban que fue un medallón de oro y rubíes). Evidentemente, a partir de ese momento la moneda adquirió más valor simbólico que el haba, convirtiéndose en el premio deseado, mientras que nadie quería que le tocase la famosa legumbre.

Aunque la tradición de comer el roscón y todo lo que conllevaba ya era conocida en España, Felipe V trajo la nueva modalidad de introducir una moneda como premio (que con los años se cambió por una figurita de cerámica) a la vez que el haba en el postre se había convertido en un símbolo negativo.

Algunas fuentes apuntan que, durante un tiempo, la costumbre de introducir un haba desapareció, volviendo a reaparecer a mediados del siglo XIX, siendo escogida la tradicional fecha del día de Reyes para ser degustado y creando alrededor de este riquísimo dulce toda una parafernalia en la que el afortunado al que le salía la figurita era coronado como el “rey de la fiesta” y al que le salía el haba debía pagar el postre, a la vez de ser nombrado por todos como el “tonto del haba” (origen del famoso insulto “tontolaba”).»

Alfred López

Ya está el listo que todo lo sabe

El tonto del haba

He aquí la demostración de que un insulto de los considerados graves tiene su origen en algo tan antiguo como inocente. 

En muchas partes de España, llamarle a alguien "tonto del haba" o "tontolaba" puede tener consecuencias graves. Es uno de los insultos que más duele al personal, más aún en estos tiempos en que la paciencia del individuo anda de la mano de un sistema nervioso alterado desde que se despierta por la mañana. Sin embargo, su origen es de lo más inocente y eso quiero aclarar para aquellos que lo desconozcan. En algunos lugares, al elaborar el roscón para ser degustado el día 6 de enero (festividad de Reyes Magos), se le introducen estas dos cosas: Un pequeño regalo y un grano de haba. Al que le toca el regalo se le corona como "rey de la fiesta" y al que le aparece el haba le corresponde pagar el roscón. Así de simple. 

Con esta aclaración, espero contribuir al descenso de peleas y disgustos derivados de un insulto que... tampoco es para tanto. Sin embargo, en previsión de que algún erudito me contradiga y me remita a los textos de "El gran libro de los insultos" de Pancracio Celdrán, tendré que reconocer que, efectivamente, puede doler bastante si leemos que describe literalmente al tonto del haba como: 


"Sujeto que siendo imbécil por naturaleza tiene además la desgracia de ser patoso. Se predica de quien siendo simplón no termina por asumir su condición. La segunda parte de la frase remite, en metáfora formal, a la punta del miembro viril, por asemejarse la parte de la anatomía masculina aludida a la semilla de esa planta herbácea". 

En resumidas cuentas: aunque de origen inocente, mejor no tener que verse nunca inmerso en situaciones donde el "tontolaba" pueda aparecer... "personalmente en persona". 

Rafael Castillejo


miércoles, 21 de diciembre de 2016

El torroner

El torroner

«El torroner que nosaltres haguerem volgut vore al darrere de la seua parada, és un d'aquells tipus de Xixona o Alacant que als començos de l'hivern s'escampen per tota la nostra terra i per tota Espanya i tant se'l troba un presidint la seua blanca, endolcida i llépola parada en qualsevol entrada de qualsevol casa d'Andalucia o Galícia, de les dos Castelles, d'Aragó o de Catalunya. L'autor d'aquest llibre encara el va veure amb la seua brusa negra o el jopetí amb el barret característic de la terra.

Allí estava amb el ventamosques a la mà per a espantar també els xiquets que s'acostaven massa a la parada.



Els valencians pintats per ells mateix

Aquella parada era un lloc vedat a les nostres butxaques i el que havia allí era tan bonic i devia ésser tan bo, que no era possible que allò haguessen fet les mans dels hòmens; ho devien haver pastat els àngels. 

Aquelles peces de torró d'Alacant o de paret, regalimant la mel entre les armeles; aquell torró de Xixona tan farinós i tan bo; les caixes de peladilles i de pinyons a vessar i les casques d'Alcoi i encara torrons de fruita.


http://elalmendro.es/


El torroner senyalava l'hivern, les vacances de Nadal i cap d'Any, les festes del torró. Els diumenges i les grans diades, els senyorets i les senyoretes eren la parròquia que, s'emportava a casa embolicats en blancs papers totes aquelles llepolies. Veritables llaminadures perque estaven fetes de sucre, d'armela i de mel; encara hi havia una mica de dignitat comercial i com el torroner era per lo general el mateix fabricant dels seus productes, volia deixar el comprador content per a quan tornara a l'altre any.


Cecilio Pla y Gallardo

Encara hi havia un altra categoria de torroner més modest: el de les fires. El que anava a la Magdalena de Castelló, a la fira de Xàtiva, a Dènia, a Gandia, a Vinaròs, a Morella, a Elx o Torrevella. Aquest torroner tenia una parada més popular, abundava el torró de cacau i ampliava el negoci amb una mica de porrat i dolços.

El tipus ha canviat de roba, però persisteix encara i per molts anys, que de quan en quan un bocí de torró no ve malament.

Vejau per on -al cap de cent anys- he tingut que pintar jo el torroner».

Els valencians pintats per ells mateix

Enric Soler Godes



El repeso del turrón

«Cuando se acercaban las fiestas navideñas, la venta de turrón era una práctica habitual, razón por la cual la Comisión del Repeso de la ciudad de València, que se encargaba de la inspección de alimentos, recordaba mediante avisos las obligaciones con respecto a su venta.

A estos, y en concreto a este de 1846, recurrió la Comisión cuando varios vecinos de Xixona dedicados a la venta de turrón solicitaron que se les permitiera vender cajas de turrón con menos cantidad de la exigida y se revocase la prohibición.


Arxiu de la Diputació de València

La comisión alegó que, por una inmemorial costumbre, jamás se había permitido en la ciudad que las cajas de turrón tuviesen otro peso que no fuera una o media libra, tradición fundada en la idea de evitar fraudes por parte de los vendedores. Los tratantes la conocían perfectamente, ya que cada año se les informaba puntualmente en estas fechas. En el expediente del que forma parte este aviso, se ponía de manifiesto la mala fe de los recurrentes, pues ya eran conocidos de la Comisión de Repeso, que los había sancionado el año anterior por incumplimiento de la norma.

El Repeso era la institución, como su propio nombre indica, cuya principal función era vigilar la corrección de las transacciones comerciales de venta al público, repesando la mercancía que el comerciante vendía al consumidor.🔎 Como autoridad pública, debía garantizar la paz ciudadana a través de la calidad del abasto y la resolución de conflictos que tenían lugar en el Mercat Central de València.


En València sigue existiendo la calle del Repeso, que se encuentra en las inmediaciones del Mercado». 

Diputació de València